Seguro que últimamente has oído hablar del término smart cities, lo que en español se viene a referir a ciudades inteligentes gracias al uso de la tecnología. El núcleo principal de estas ciudades son la transformación digital y el desarrollo de los servicios públicos. Se busca conseguir que las infraestructuras de las ciudades faciliten el día a día a los ciudadanos, un claro ejemplo de esto son los semáforos inteligentes.
Estos semáforos inteligentes no solo sirven para dar mayor fluidez al tráfico y evitar atascos, sino que también ayudan a las ciudades con respecto a su compromiso contra la contaminación.
De momento ya hay algunos semáforos inteligentes colocados en ciudades de los Países Bajos y comienzan a dar resultados. Utilizan algoritmos complejos para sincronizar el movimiento de las ciudades.
Pero organizar y agilizar el tráfico no siempre se consigue reduciendo el tiempo de espera. Hay que dar prioridad a las calles que se encuentren con mayor saturación de tráfico y quitar atención a las calles que se encuentran más despejadas.
Por ejemplo, recogen información sobre la cantidad de coches que transitan por determinada zona y el tiempo que tardan en ponerse en marcha para analizar cuando ponerse en verde para dar la mayor fluidez posible.
Además otro uso que se le pueden dar es la posibilidad de reducir el número de multas por no respetar la señalización de los semáforos ya que disminuiría la cantidad de coches que se saltan el semáforo en rojo porque las cámaras integradas graban 24 horas del día la actividad de la carretera, aunque su fin no es el de poner multas.